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Por Claudio Ochoa*
Especial para El Diario Alternativo 

Una de las experiencias místicas más relevantes que se puede vivir en el mundo interconectado de hoy, es el Camino de Santiago, una ruta que entrecruza a Francia, España y Portugal, hasta llegar a la tumba que resume todos los misterios que lo adornan y que acá se describen

Continuamos en el Año Jacobeo, el cual mediante decreto del Papa Francisco fue prolongado hasta el presente 2022, teniendo en cuenta las dificultades para recorrer el Camino de Santiago durante 2021, en vista de la pandemia.

Esto posibilita que hasta el 31 de diciembre entrante los peregrinos acudan a la tumba del apóstol Santiago en la Catedral gallega, se hayan confesado previamente, y luego de visitar el sepulcro reciban la comunión, para así conseguir indulgencia plena o perdón de los pecados, según la centenaria tradición. El Año Jacobeo sucede cuando el 25 de julio, día del martirio del apóstol, ocurre en un domingo. El nuevo Jacobeo será el año 2026.

Además de cumplir con una penitencia o promesa, disfrutar de la naturaleza y ejercitar cuerpo y alma, o buscar nuevos horizontes, está el motivo cultural e histórico al hacer el peregrinaje por tierras de Galicia en rutas como la portuguesa y la francesa, famosas por ser las más apetecidas. Contemplar y aprender de la diversidad de monumentos arqueológicos, históricos, públicos y santuarios de naturaleza que nos ofrece esta, una de las 17 comunidades autónomas españolas.

Por La Ruta Portuguesa

En nuestro andar, llegaremos a Santiago de Compostela a través de las rutas portuguesa y francesa. Reiniciemos nuestro tur con la primera de estas vías, recordando que en Galicia la vía portuguesa comienza en Tui (o Tuy), poblado frente al río Miño, en la provincia gallega de Pontevedra, frontera con Portugal. Nos esperan unos 116 kilómetros a recorrer, de sur a norte, exactamente el mismo trecho que hay entre Bogotá y el veraneadero colombiano de Melgar. La distancia no es fija, depende de cómo la cubramos, si a pie, a caballo, a bicicleta o en automóvil. El clima es normalmente benigno, así en esta temporada sufra del calor que previene a algunos peregrinos.

En Tui vamos a caminar sobre el Puente Internacional que une a Valenca (Portugal) con esta localidad gallega (Tui), construido en hierro en 1884 por uno de los discípulos de Gustave Eiffel. Gran mirador. Aquí en Tui encontraremos la Catedral de Santa María, consagrada en 1225 (la más antigua de las catedrales en Colombia es la Basílica de Santa Marta, construida en los años 1760). Básicamente de estructura románica, cuenta con torres almenadas que la asemejan a una fortificación. Su claustro es el más antiguo en la comunidad gallega. En la entrada principal encontramos estatuas-columnas decoradas con imágenes de reyes, ilustraciones sobre el Nacimiento de Cristo, los reyes magos, etc. Se destaca aquí el retablo “Expectación de la Santísima Virgen”, representando a María embarazada y con su mano sobre el vientre.

Podemos desviarnos un poco de la ruta, pasar un momento en paralelo al Camino Portugués de la Costa, y acudir a A Guarda. Andar tan solo 24 kilómetros, que se justifican, para apreciar allí en el Monte Santa Tecla (Trega en gallego) un poblado que data del s. IV a.C., de importancia comercial en aquella época. En la cima del monte está la ermita dedicada a la Santa. Este castro o poblado ha sido declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural, y es un poderoso mirador natural del estuario, la desembocadura del río Miño, Portugal y el Atlántico. En las piedras monumentales podemos apreciar petroglifos de más de 2.000 años.

Muy cerca, siguiendo por esta vía costera, rumbo a Baiona (o Bayona, que también existe en Francia), encontraremos el Cabo Silleiro, cuyo faro construido en 1866 funcionaba con una lámpara de mecha de aceite vegetal. A continuación, está el Castillo de Monterreal, hoy Parador Nacional de Turismo de Baiona, con fuertes muros que resistieron el ataque del corsario inglés Francis Drake en 1585 (este atacaría luego a Cartagena de Indias, en 1586).  

Vamos hacia Pontevedra, a 52 kilómetros de Tui y a 66 de Santiago de Compostela. En medio del camino encontraremos la ría de Vigo, en donde yacen las ruinas de algunos galeones que participaron en la batalla de Rande (1702), pues las naves españolas que transportaban riquezas en oro y plata tomadas en América, fueron saqueadas y hundidas por ingleses y holandeses. De este tema se ocupa Julio Verne en su obra “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Otro feliz hallazgo ocurre en la localidad de Barro, se trata del complejo etnográfico y natural Parque da Naturaleza del Río Barosa, cuya gran fuerza fue utilizada por los antepasados para construir allí diecisiete molinos, hoy restaurados. Este conjunto se complementa con una serie de puentes y área recreativa que dispone de barbacoas. Aquí encontraremos varios alojamientos rurales.

Nos vamos acercando a Santiago de Compostela. Llegamos al antiguo puerto fluvial de Padrón, del S. XII­. Dice la tradición que en el S. I llegó a este sitio el cuerpo del Apóstol, proveniente de Palestina y cuidado por sus discípulos Teodoro y Anastasio. El ara romana o pedrón, que sirvió para amarrar la barca, se conserva en la Iglesia Parroquial de Santiago de Padrón, junto a varias representaciones del Apóstol Santiago. www.iglesiaenpadron.com

Aquí en Padrón existe otro monumento digno de conocer. Es la Fuente do Carme, construida en 1577, conteniendo en su base la imagen de la Virgen de los Dolores, que ayuda a las parturientas; en el medio, una efigie sobre el traslado del cuerpo del Apóstol a estas tierras, y en la parte superior, Santiago bautizando a la reina Lupa, personaje de la mitología gallega.

Tras andar los últimos 25 kilómetros llegaremos a Santiago de Compostela y a su magnífica Catedral, cuya construcción primitiva corresponde al S. IX de nuestra era, tras el descubrimiento del Arca Marmárica, que contenía los restos del Apóstol Santiago. Otro tesoro jacobeo en la capital gallega es el Hospital Real, fundado en 1511 y desde 1986 acondicionado como Hostal dos Reis Católicos, lujoso establecimiento de la Red Nacional de Paradores, de 137 habitaciones, una de cuyas suites alojó a Juan XXIII, antes de ser designado Papa. Originalmente nació como sitio para acoger a los peregrinos que llegaban con dolencias y enfermedades a Santiago. Recordemos que el término hospital proviene del latín hospes, huésped, visitante, transformado en hotel, hospedaje.

Una serie de monumentos y lugares son parte del gran inventario histórico y cultural de esta ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco: San  Martiño Pinario, Convento de San Francisco, , Iglesia de San Fructuoso,  Monte do Gozo (o Montjoy, breve elevación de terreno cercana a Santiago, desde la cual los peregrinos que vienen por el Camino Francés divisan la ciudad y su Catedral, siendo motivo de gran regocijo), y Museo del Pueblo Gallego, entre otras joyas.

Por El Camino Francés

En otro peregrinaje, desde oriente rumbo a occidente, llegaremos a Santiago a través del Camino Francés en tierras gallegas. O Cebreiro es la puerta gallega para introducirnos por esta ruta, y tras andar en unos 150 kilómetros, llegar a Santiago de Compostela.

O Cebreiro es una aldea de origen prerromano, perteneciente a la provincia de Lugo. Más conocida por su Santuario de Santa María a Real, del S. IX de nuestra era, que desde su nacimiento fue refugio de peregrinos. A inicios del S. XIV en el momento de la Consagración la hostia y el vino que portaba el monje celebrante, se convirtieron en carne y sangre,        quedando en la patena y en el cáliz, respectivamente. Durante un peregrinaje a O Cebreiro, los Reyes Católicos donaron el relicario que desde entonces resguarda los objetos de este milagro, constitutivo del Santo Grial Gallego. Tan famoso este hecho, que influyó en la creación de la ópera Parsifal, de Wagner. Este cáliz es parte del escudo de Galicia.

En este santuario destaca una talla románica de la Virgen del siglo XII. En la aldea pueden apreciarse numerosas pallozas, construcciones celtas basadas en piedra y techos de paja, en las que vivían familias y ganado. Una de estas alberga al Museo Etnográfico de la región.

Seguimos andando en sentido oriente-occidente, y luego de un trecho de 25 kilómetros llegaremos a Triacastela y su vecino monasterio de Samos, del siglo VI, con una historia casi que ininterrumpida de 1.500 años. Una construcción de 14.000 metros cuadrados que ofrece alberque gratuito a los peregrinos. Destaca su mampostería de pizarra y sus claustros de piedra de granito. Varios son sus estilos arquitectónicos: gótico, renacimiento y barroco, y algún vestigio del románico.  Uno de sus claustros es el más grande en España, con 3 mil metros cuadrados. Cuenta tanto con hospedería interna (para los familiares de quienes están formándose en el monasterio), como también con hospedería externa, que pueden utilizar los turistas y peregrinos que dispongan de recursos monetarios.

Seguimos hacia el nuevo Portomarín, una población a 37 kilómetros de Samos. Su enclave original fue inundado para construir un embalse, durante los sesentas. Por la misma época en Colombia ocurrió obra similar, con el traslado de la población cundinamarquesa de Guatavita a un nuevo sitio, en la vecindad. Al nuevo Portomarín fue llevada piedra por piedra la iglesia de San Xoán de Portomarín, o San Nicolás, que se salvó de quedar bajo las aguas. Templo fortaleza de románico y gótico del siglo XII con un conjunto escultórico de 24 ancianos del Apocalipsis, portando instrumentos musicales.

El casco histórico de Melide es otra hermosa sorpresa en nuestro andar por la Ruta Francesa, a unos 41 kilómetros de nuestra anterior parada, la de Portomarín. En Melide se unen dos ramales del Camino, el primitivo y el francés. Vamos a su Museo de Terra de Melide, con interés sobre su sección de etnografía, para apreciar instrumentos de los oficios tradicionales gallegos, como zapatería, carpintería, calzado de madera, etc. juguetería de épocas legendarias y la escuela de entonces, música y tejidos. Muy cerca, en Palas de Rei, visitar el Castillo de Pambre, fortaleza del siglo XIV. Acudir a Furelos, a tan solo 2 kilómetros de Melide, aldea ya citada en el siglo XII, que mantiene buena parte de su estructura medieval, con su puente que cruza el río Seco. Ya estamos a unos 55 kilómetros de Santiago de Compostela.

Ribadiso es otro punto interesante, a 11 kilómetros de Melide. Allí está el que fuera hospital de San Antón, construido entre los siglos XIII y XIV, con base en pizarra, a orillas del río ISO. Desde 1993 es un albergue para peregrinos, perteneciente a la Xunta de Galicia.

A partir de aquí encontraremos numerosas aldeas, antes de llegar a Santiago de Compostela. Parajes muy verdes, en donde priman pequeñas iglesias del Románico.

Ya en Santiago, y en plan de conocer otras facetas gallegas, vamos hacia el Museo do Pobo Galego, que, con cinco itinerarios, por el mar, el campo, los oficios, los lugares y objetos del diario vivir, podremos conocer la evolución de la sociedad gallega. El Museo de la Casa de la Troya, que recrea la pensión estudiantil compostelana de fines del siglo XIX e inicios del XX. Apreciar aquí muebles y útiles de la época. O para rematar, ir al Centro Gallego de Arte Contemporáneo, y así completar nuestro conocimiento de la sociedad gallega, con su arte y cultura de la actualidad.

El Pórtico De La Gloria

Esta es una obra cumbre del arte universal. Poder apreciarla a pocos centímetros, al igual que orar ante el sepulcro de Santiago son dos de las grandes satisfacciones que puede disfrutar el peregrino, luego de completar el Camino.

El Pórtico de la Gloria, ubicado como entrada occidental de la Catedral fue construido entre 1075 y finalizó en 1211, correspondiendo al Maestro Mateo la tarea entre 1168 y su culminación. Es un conjunto escultórico románico, que representa un pasaje de la Biblia. Algunas de sus figuras originales fueron retiradas con la construcción de la actual fachada de la Catedral, y se conservan en el Museo Catedralicio.

Lo constituyen arcos de medio punto, en correspondencia con las tres naves de la Catedral que sostienen gruesos pilares, con columnas como apoyo. Animales fantásticos, ángeles, los apóstoles, los 24 ancianos del apocalipsis. Jesucristo con sus heridas en manos y pies. Santiago el Apóstol llevando un pergamino que tiene escrito “Misit me Dominus” (Me envió el Señor).

Información adicional a través de www.caminodesantiago.gal

www.spain.info

 

*Claudio Ochoa es periodista, director de Orbedatos – Agencia de Prensa

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